China entre los mas poderosos

China se perfila como uno de los países de potencia mundial, está entre los más grandes del mundo. La economía china ha crecido en forma espectacular. Su producto interno bruto PBI es ya dos tercios del de Estados Unidos. Además, su influencia sobre la economía global es arrolladora. Basta pensar en las etiquetas de la mayoría de productos que importamos: simplemente reflejan que China se ha convertido en el tercer exportador mundial, tirando abajo a Japón, y sólo después de Alemania y Estados Unidos.

Por las décadas de 70 y 80 en China se escuchaba que miles y miles de gente morían por causa del hambre. Esta historia poco a poco se ha ido desapareciendo en los noticieros. Lo que ahora predomina no es la muerte, ni la miseria sino que se habla de exportación de trabajo, de empleo, de abrir nuevos mercados internacionales. Es cierto millones de chinos han emigrado a otros países, especialmente a Europa, EEE UU y Latinoamérica, en donde estos ciudadanos formaron sus propias empresas especialmente en el rubro de los restaurantes.

China es enorme en población y en tamaño económico, además, cada vez está más abierta comercial y financieramente, de modo que ha de influir sobre la economía mundial. La rapidez con la que se ha producido este fenómeno –el PIB se ha doblado en tan solo seis años y la falta de información fehaciente al respecto han hecho que el fenómeno nos haya cogido a todos por sorpresa. Es como si China hubiera estado sumergida durante muchos años y, de repente y sin esperarlo, emergiera con un enorme poderío. Así, de la visión de país subdesarrollado y planificado de tan solo unos años atrás, se ha pasado a observar a China con euforia. La euforia llega hasta tal punto que algunos analistas prevén incluso que, de seguir así las cosas, China se convierta en la primera potencia económica mundial dentro de treinta y cinco años, al menos por lo que respecta al tamaño del PIB.

Es más, pese que se declara un país socialista, gobernado por el Partido Comunista China, de su fundador Mao Stung, En donde en esencia es mantener la doctrina comunista en el sentido de que no deben depender de las economías extranjeras. Hoy por hoy, esa doctrina ha sido literalmente abordada por una economía abierta hasta liberal. Lejos de un país socialista, China mas pareciera un país capitalista, por que en honor a la verdad tiene capitales invertidos en los mercados internacionales. Es el país que ha firmado casi con todos los países el tratado de libre comercio. Entonces de que país comunista hablamos, este es el moderno capitalista que arrasa con todos. De comunista lo único que ha quedado es el uniforme y su lema. Pues en el campo económico tiene proyectado realizar una verdadera campaña agresiva de comercio internacional.

Es que también una cosa hay que resaltar, el término medio de la gente de este país asiático es “trabajadora” gente de chamba como se dice, es el factor determinante en una economía creciente. Los analistas lo llaman como “pragmáticos”. Prueba evidente de pragmatismo es que para Deng Xiaoping «la verdadera naturaleza del socialismo es la liberación de las fuerzas productivas, por lo que una economía de mercado no implica necesariamente el capitalismo». Deng consiguió generalizar posteriormente el modelo de economía de mercado a través de un doble compromiso que, de nuevo, refleja el pragmatismo de la sociedad china: la población aceptó la obediencia a cambio de mejorar su nivel de vida y el Partido Comunista aceptó la transición económica y social a cambio de mayores privilegios.

La otra ventaja es la competitividad. En cualquier país donde se toma en serio este principio, ya sea en el trabajo, en el comercio, en la economía, esta destinado a salir adelante, porque la competitividad es un elemento letal para cualquier organización que tiene como meta alcanzar logros. China y sus autoridades tiene como meta conquistar el mundo Miremos el siguiente comentario:

… gracias a sus enormes reservas internacionales, China –un país con una renta per cápita muy reducida– puede permitirse el lujo de condonar deuda a países africanos, especialmente aquellos con recursos naturales, que tanto necesita China para seguir creciendo.
En este sentido, la estrategia que están siguiendo las autoridades chinas para aumentar su influencia en el mundo es dual: por un lado, intentan aprovecharse todo lo posible de la globalización, entrando a formar parte del grupo de países que toman las grandes decisiones y,
por otro, intentan agrupar a las víctimas de la globalización bajo una misma bandera de denuncia contra los excesos de Estados Unidos. Este segundo papel sitúa a China en una posición muy influyente en el mundo en desarrollo que puede serle muy útil en su nuevo papel de potencia económica.

En conclusión, no hay duda de que China es y será una economía importante a nivel mundial pero, para poder desbancar a Estados Unidos como primera economía mundial, China tendrá que conseguir llegar a ser una economía de mercado sin mayores sobresaltos. Pero el país no podrá mantener indefinidamente una economía de mercado sin democratizarse, lo que plantea aún más incertidumbres sobre el futuro. Las experiencias de los países del Este y de la antigua Unión
Soviética muestran lo costosa que puede llegar a ser dicha transición. Esto no quiere decir, sin embargo, que a China no pueda esperarle un futuro brillante en el largo plazo, pues cuenta con importantes ventajas respecto a la mayoría de países emergentes, siendo la mayor de ellas una población enorme interesada por superarse, por dar formación a sus hijos y, por tanto, por acumular riqueza y capital humano. Mientras tanto, lo que está claro es que la emergencia de China como potencia económica se basa en su apertura, y que esa apertura está cambiando el orden económico y monetario internacional.